viernes, 23 de octubre de 2009

Encuentro

El camino era conocido. Lo había realizado varias veces en los últimos años con la excitación de lo prohibido. Esta vez se equivocó en la m-40 y tuvo que dar la vuelta, no importaba iba con tiempo suficiente. En la última visita había recorrido un parque cercano. Siempre los parques. Recordaba el primer contacto en la hierba, ella siempre encima sujetándole las manos, sin dejar que el tamaño de su cuerpo se impusiese. Él se dejaba, desde el principio ella había fijado las normas, había controlado la situación, ni celos ni culpas decía, y él se dejaba hacer, se veía en una barca sin remos río abajo, la catarata a la vuelta del primer meandro y ella riendo y cantando. Si me descubren pediré perdón pero esta experiencia no estoy dispuesta a reprimirla.

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